Con los años y las leyes de protección del patrimonio, los rituales que los peregrinos realizaban en la catedral de Santiago han ido cambiando, aunque todavía hoy muchos de los que se realizan son centenarios.
Entre los rituales desaparecidos queremos recordar el de velar al Apóstol durante la noche, un ritual ligado al hecho de que muchos peregrinos no tenían otro lugar al que dirigirse o donde dormir que la propia catedral. Hasta el siglo XVI la catedral permaneció abierta durante todo el día y toda la noche, alojando a muchos peregrinos en las galerías de los trifolios y otros espacios de la iglesia, lo que permitía que se turnasen rezando y velando la tumba del Apóstol.
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